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3.6.08


Subiendo al colectivo ella sabe que nadie la está mirando y sin embargo se siente intimidada, siempre siente que todos la observan y piensa que se dan cuenta de que no es una chica feliz, hace tanto tiempo que dejó de sonreir...
Sigue caminando con la mirada fija en el suelo, en donde los boletos permanecen luego de ser arrojados por los pasajeros, una señora la empuja para lograr ocupar un asiento y le lanza una mirada con recelo mientras se acomoda en el asiento pensando en el poco respeto de los jovenes para con los mayores, pero ella en lo que menos piensa es en sentarse, ya está acostumbrada, nunca tiene suerte en conseguir un asiento.
A los pocos minutos suena su celular y la gente que está a su alrededor la mira fijamente mientras lo saca de la cartera, no sabe por qué pero siempre que suena un celular todos miran a la persona que lo lleva.
Lo abre, es un mensaje de texto, al ver de quién era su corazón se empieza a acelerar y siente que todos están pendientes de cada movimiento que hace y que son capaces de escuchar los latidos contra el pecho.
Lo lee, y lo vuelve a leer, son solo tres palabras pero las estaba esperando hace tanto...cierra el celular y lo guarda en su lugar, ya nadie la mira y la música que transmite la radio del colectivo se confunde con las risas de algunos pasajeros.
La señora que había luchado por el asiento se levanta para bajar y le sonríe, ella se sienta y observa por la ventana, es un lindo día de otoño.

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