CON USTEDES, EL COLOR GRIS

11.4.09

Después de limpiar el espejo empañado por culpa de la ducha caliente que me acababa de dar, me miré en él y vi mis ojos hinchados...la mayoría de las veces que me veo así, angustiada, me dan ganas de seguir llorando, como si el reflejo de tantas lágrimas desparramadas sobre mi cara me obligara a ir por una segunda ronda.
pero me doy cuenta de que no estoy sola en mi casa y para evitar dar cualquier tipo de explicación sobre mi estado, me enjuago esperando que el agua sea mágica y borre todo posible indicio del delito que acabo de cometer.
delito porque nunca me permito estar triste, porque nunca me permito doblar las piernas y caer de lleno en la tierra, sin nada que me obligue a estar de pie en ella.
veo hacia arriba y allá está, bien alto y tan lejos que aún con el brazo estirado mi mano no llega a tocarla...¡qué lejos está la felicidad!

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